
Tiene otro nombre, pero combate como Phylax, que significa ‘guardián’ en griego. Es producto de un experimento secreto del gobierno, y la CIA junto con la KGB compiten por conocer el secreto de sus poderes. Pero él solo vuelve de su retiro al conocer que quienes le torturaron durante una guerra que desea olvidarante el miedo de que puedan repetir el experimento con nuevas víctimas. Suena al origen de Magneto o del Capitán América, pero la novedad es que se ambiente en pleno Franquismo y nos hable de un “héroe” nacido en plena Guerra Civil.

Los personajes, a su vez, quedan bien definidos sin necesidad de extensas explicaciones, desde nuestro protagonista Fernando Jara, sujeto afectado por el suero, fuerte y apuesto, su hermana Juli, que funciona en la trama como sidekick, ayudando en las sombras al héroe, proporcionándole constantemente nuevos instrumentos tecnológicos muy avanzados, hasta una espía norteamericana que llega a España para investigar el proyecto y recuerda con sus habilidades a otras figuras importantes del mundo comiquero como Catwoman. Los villanos, por su parte, son dos hermanos, uno perteneciente al clero y otro al ejército, ambos inmersos en esta intrigante trama y dos de los personajes más interesantes de este relato.
Dado que la tradición española en el mundo superheroico suele ser la de la parodia, uno de los aspectos positivos de este acercamiento a la Guerra Civil es que puede ayudar a superar ciertos complejos y comprender que un personaje de fantasía, con poderes, que lucha por hacer el bien a todos y mal a ninguno, no tiene por qué llamarse necesariamente John, Steve, Clark o Bruce.